Eritropoietina (EPO)
La EPO es una glicoproteína de 165 aminoácidos originada preferentemente en las células yuxtaglomerulares del riñón, aunque hasta un 10% se acepta que puede ser de origen hepático.
De sobra sabido es que actúa sobre la “stem germ” o célula madre, favoreciendo la eritropoyesis. Estimula la proliferación y la diferenciación de las células rojas de la sangre. Sabemos que se une a un receptor específico ya anteriormente citado (de 484 aminoácidos) y que es una sustancia con unas características muy útiles en Clínica.
Existen tres tipos de EPO.
EPO alfa.
Obtenida por ingeniería recombinate genética. La EPO alfa fue la primera en ser introducida en 1985. Se aisló del ovario de hámster. La rHuEPO se puede usar subcutáneamente o por vía intravenosa en el tratamiento de diferentes tipos de anemias. La asociada al SIDA, la anemia crónica por insuficiencia renal, la anemia de los niños prematuros, etc...
Cuando se utilizaba en enfermos hemodializados se observó como aumentaba la energía y la vitalidad de éstos enfermos, cuando se les midió el esfuerzo a través de las pruebas de esfuerzo ergogénicas se vio que había un aumento generalizado del trabajo maximal, aumentando la nada despreciable cantidad de un 15 a un 26%. Igualmente indujo cambios muy aceptables en el umbral aeróbico. En general de la atenta lectura de los diversos parámetros estudiados se observó que la capacidad de llegada de oxígeno al músculo activo había aumentado.
Todos estos días de vino y rosas quedaron luego abruptamente interrumpidos cuando se comprobó que LA EPO TAMBIEN TENIA EFECTOS ADVERSOS CLARAMENTE ESTABLECIDOS. Verbigracia el aumento de la Reología, con aumento de las posibilidades de trombosis, Mayor riesgo de hipertensión, e incluso anemia por generar unos anticuerpos (o sea, que se comportaba como un hapteno y generaba inmunogenicidad).
La Epo fue formalmente prohibida por el Comité Internacional Olímpico en 1990, pese a que no existía un método analítico claramente fiable establecido para determinar éstos compuestos. Como ya indicamos en el preámbulo, la EPO tiene una baja ventana terapéutica de detección. Que oscila entre 42 horas (en atletas no iniciados) Y DE UNAS 30 HORAS EN ATLETAS QUE LA ESTÁN USANDO UN CIERTO TIEMPO. El Clearance de eliminación oscila entre 6,5 ml/hora/kg. En individuos no entrenado y 17,5 ml/hora/kg. en los atletas que la están tomando con asiduidad.
Hay que reseñar algo ciertamente “filosófico” con la EPO. Filosófico y paradójico pues un uso crónico va a tener efectos opuestos a los fisiológicos del entrenamiento. Va a haber un cambio en número de glóbulos rojos, pero no va a haber un incremento en el volumen total de sangre (Spivak, 2001) y probablemente va a ser de poco o ningún beneficio al atleta que ya está entrenado. Muy diferente es su uso en Clínica, donde se han descrito casos de subidas de hematocrito de 26 % a un aceptable 33 % en pocas semanas de tratamiento.
Una forma relativamente rápida y sencilla de detectar EPO es en la orina. Utilizando electro iso foresis y detectándola de forma directa. De forma indirecta se han descrito una serie de algorritmos como el índice de reticulocitos, alteraciones en los receptores solubles para la transferrina y macrocitos.
Otro error común en el atleta es esperar un rendimiento milagroso de una inyección de EPO aislada. Para que tenga una efectividad contrastada en clínica Eagleton habla de un uso durante 4 a 8 semanas e indica que existe sólo un 60% de pacientes que responden bien al tratamiento.
Algunos autores como Arlet y Gaudart calculan el ratio de FR/STFR siendo el denominador los receptores solubles de transferrina y el denominador la Ferritina.
Autores como Bresolle indican que la absorción por la vía subcutánea es irregular y -lo más importante- que su absorción NO es lineal, siendo estas circunstancias añadidas factores que complican aún más la irregular eliminación de la misma.
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